No se si empezar a contar el día por el final. Hemos ido tomando velocidad conforme su transcurso. Ya no nos afecta ni la lluvia, ni el viento ni la niebla. Hoy casi hemos tenido que ir a clases a la gallinita ciega.
Con la entrada de nuevos alumnos se han redistribuido los grupos por nuevos niveles y algunos de nuestros tesoros se han re encontrado en las aulas. Les ha encantado la idea. Jorge se ha incorporado a la clase de Edu y de Juan, Alvarito con Carlos…Martis por separado y Laurita, Alejandro y Ricardo, por otro.
Me he ido colando para robar instantáneas. Al olvidarme mis gafas, no sabía donde entraba (por lo menos no he terminado en los baños) y tengo pendiente el reportaje de los tres últimos. Ellos me dicen que cuando me asomo me saludan, pero yo no les veo…mañana entraré como Atila y los hunos. No pararé hasta que los encuentre.
¿Qué estaría buscando Alvarito?
Juan, Edu y Jorge en plena presentación
Martis muy concentrada
Todos contentos y animados, han acudido al almuerzo y después, al plan de actividades preparado para la tarde. Mientras los juniors escogían fútbol (son bestiales!) y criquet, los teenagers se centraban en una clase de cocina española que iban a impartir durante toda la tarde.
Vayamos por partes, queridos padres.
Me hubiera quedado toda la tarde viéndoles jugar. Los rusos, los «tanes» (…uzbekistanes, kazajastanes..) y los italianos también tienen mucho nivel, y la cosa se pone competitiva. Por poco recibo un viaje en medio del reportaje fotográfico. Entre el balón y servidora, no se lo piensan dos veces.
La clase de cocina estuvo chulísima. Fue una propuesta de nuestros tesoros, el enseñar a todos hacer croquetas y tortilla de patata. Ellos daban las directrices y el resto por grupos de cuatro, iban «plagiando» nuestra cocina, como decía Laurita.
No me quedé hasta el final. Pero la cosa olía muy bien. Ayyyy con que fuerza vamos a retomar nuestra gastronomía cuando regresemos.!! 🙂
Creo que fue un éxito si bien los 4 invencibles estaban indignados porque con tanta supervisión a los demás equipos, les había salido mejor la tortilla a ellos que a los propios maestros y además, les encasquetaron la fregada. Me gustó verlos arremangados en faena. Y despotricando también. Qué poca correa tienen. 🙂
La tarde pasó volando. Las nubes cada vez más bajas, chispeando …se cambió el plan de actividades de la noche y se organizaron varias alternativas en las diferentes «common rooms» de nuestro edificio. 3 de ellas dedicadas a juegos de Wii o como lo llaman los jóvenes…partidas de fútbol, deportes…y el Salón de Belleza al que acudí con Martis y Laurita.
Probé primero yo los tratamientos. Había que «tastar» las calidades. Se sumaron nuestras «girls»
El salón ofrecía champán (refresco con burbuja, vaya), chocolates, fresas…a degustar mientras nos aplicábamos mascarillas y manicura.
Y con la cara llena de trozos de mascarilla de fresa y albaricoque, nos unimos al sector masculino. Lo de las uñas no era para nosotras. Somos más de balón.
El desate ha venido con el futbolín. Estaban como poseidos. Creo que yo la primera. Supongo que de ver sus caras de sorpresa cada vez que me ponía en acción. Me chifla éste juego y me encanta sorprenderlos.
Con niveles de aceleramiento poco comunes, nos hemos tomado un chocolatito antes de acostarnos.
Esto no se puede resistir
En medio de este post, servidora recibe un «toc toc» en la habitación. Laurita, que mañana se va a Harry Potter con los teenagers, necesita plancharse el «modelito» para la ocasión. Como es tarde, en lugar de enseñarle cómo hacerlo, que es lo que hubiera hecho a otras horas…lo plancho yo mientras disfrutamos de una conversación mano a mano. Es única. Y ese acento de Jaén, me pierde.
Para cerrar el día, os regalo una foto especial. En plena partida de fútbol, centrada en nuestro portero, no había forma de hacerle un primer plano. Lo paraba todo. Hay que verle en directo. Y ya en medio del campo…acorralado, el mejor goalkeeper del mundo mundial, posó para nosotros. ¿No es para comérselo?
La lluvia nos acompaña esta noche. Esperemos que nuestro Jorge, con un diente menos, cambie de posición su almohada y descubra que el Ratoncito Pérez también viaja al extranjero. Como nosotros, aprendió en su día inglés y es lo que le permite abrirse a un mundo sin fronteras.
Los tesoros duermen felices.
Felices sueños, queridos padres. Intento retener el tiempo, pero muy a mi pesar, se me escapa de las manos.
Pepa Ferrer– Programas de Idiomas en el Extranjero
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