Inmersión cultural británica

Visitamos la residencia favorita de Enrique XIII

Esta mañana de domingo nos levantamos algo más tarde. Lo iniciamos con un «English Breakfast» completo. La traza británica nos seguiría durante toda la jornada.

Hampton Court Palace , la residencia favorita de Enrique VIII, sería nuestro objetivo de hoy. Un Palacio impresionante del siglo XVI, ubicado al sur de Londres en la zona de Richmond upon Thames. La arquitectura del lugar se articula entorno a cuatro grandes patios y recorrimos desde los apartamentos, hasta las cocinas pasando por la bodega, la capilla real y las galerías de arte. Todo ello en un ambiente típicamente británico, rodeados de familias inglesas que pasaban como nosotros, un domingo cultural.

No vi a nuestra cuadrilla de Tesoros ni al resto de internacionales, muy entusiasmados. Pero es necesario que éstos programas de inmersión, cuenten con un componente cultural además de ocio y shopping. ¿Estamos de acuerdo? 🙂

Disfrutamos de la maravilla de los jardines donde realizamos nuestro picnic y además coincidimos con una exhibición floral. Las familias inglesas iban cargadas hasta los topes de plantas y flores. Forma parte de su tradición popular ese amor por la naturaleza y el cuidado de sus jardines.

Finalizada la visita, regresamos al campus directos para la cena. Opción de pasta con carne o tallarines con verduras, sopa, variado de ensaladas y de postre sandía, piña, helado o yogur. Completito.

El premio de la jornada fue la llegada de nuestra querida Sarah. Se incorpora una semana más tarde pero con su capacidad de adaptación e integración, ya desde el minuto uno parecía que hubiera volado con nosotros desde Valencia. Es una crack. Un lujo tenerla otro verano en el mini grupo.

Y con Sarah, llegaron 60 estudiantes más al campus. Para poder facilitar la incorporación al grupo de alumnos de BEDES, se organizaron dos actividades: Taller de pinturas de pósters y juego al pañuelo.

Mientras Mónica se centro en las artes, el resto se dedicó a corretear por no ser pillado por el equipo contrario. Y lo pasaron de miedo. Solo había que verlos. Hasta hace un rato que entraban en las residencias voceando.

Cerramos ya sí, la primera semana. Con energía para parar un tren.

Felices sueños desde la campiña británica. Por aquí, todavía con la chancleta y el abanico.

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