Pensando en el otro
Así es como nos hemos levantado hoy. Pensando en el otro. Ese otro, nuestro Pablo.
Toque de corneta a las 7.00 am con un simulacro de incendios. Con chancleta y los rulos mirando para poniente hemos salido todos fuera. Recuento, control de tiempos y un aprobado raso general. Entre tanto, un Pablo traspuesto tras una noche de friolera y vomitona.
Cambio de planes para todos. Flexibilidad al poder. Al mal tiempo, buena cara.
Servidora permaneció con el paciente inglés en campus y alternamos nuestro día entre aspirinas y termómetros. Disfrutando del acompañamiento y de un paciente intachable. Mientras, el resto de Tesoros, salió de excursión al Castillo medieval de Arundel y su rica variedad de tapices, muebles, esculturas e impresionantes jardines. Disfrutaron de un día maravilloso.
Y todos, pensando en el otro. Nuestro Pablo.
Se comunicaron con el, se preocuparon por su bienestar, hasta incluso llegar a raptarlo de su cautiverio para convoyarle a una tirada de cartas como si de un bar local de la profunda Soria se tratara. Y mientras servidora, haciendo la vista gorda. No había nada que contagiar. Aplicamos la flexibilidad que da la amistad y el compartir.
Y como cierre del día, la labor del sereno. Repaso con cada uno de ellos sobre cómo se sienten, cómo les ha ido y captar con abrazos energéticos trocitos inolvidables de su experiencia de vida.
Davidito dándole al pin pon y haciéndole la raya en medio al contrincante con sus lanzamientos , Caco con sus flexiones que va a regresar a Valencia hecho un Tritón, Ventura con sus abrazos amorosos y un humor desternillante, los dos mosqueteros que no los pensamos devolver a Madrid, un Mateo que está despegando y brillando cada vez más, nuestro paciente inglés maravilloso y mis niñas bonitas que arrancan carcajadas a cualquiera.
Hoy daba igual si el verbo «to be» lo escribíamos con b o con v. Una jornada preciosa, de recuperación, conformándonos como una piña.
Felices sueños desde la campiña británica. Sobre todo felices.









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