Nos va a faltar cosmos

Todavía no hemos alcanzado una velocidad orbital, pero la celeridad de nuestro aprendizaje apunta maneras.

Toque de corneta a las 7.15 am. Assembly mañanera para tratar temas relevantes, pasar lista y todos juntos, ir enfilados a un breakfast de «rompe y rasga». Variedad de fiambres, queso feta, pepino tomate, huevo duro…y si uno prefiere un inicio de mañana más dulce, chapuzón de todo tipo de cornflakes con un remate de fruta variada y yogurt. Quien no quiere café, opta por té o chocolate. Y sino, leche sola como toda la vida.

Estómagos en «run run», nuestro Álvaro enrutado a su clase y las Tesorinas al test de nivel y paseo de orientación por el campus. Las veía desde mi ventana mientras servidora le daba a la tecla.

Tras un copioso almuerzo, cada retoño a sus clases con sus correspondientes niveles. Algún reajuste tendremos que hacer. Serán ellos mismos quienes participarán de ese cambio. Nosotros, supervisando, les dejaremos actuar para que aprendan, sean ellos, se resuelvan solitos.

La tarde nos sorprendió con un volleyball de nivel y tras la cena, un torneo de baloncesto. La cosa es no parar.

Ha sido un buen arranque de semana. Entendiendo que nos tenemos que mezclar con todas las nacionalidades y sacar el máximo rendimiento de esta gran aventura. No solo académico, sino personal.

Felices sueños desde la campiña británica. Como los cohetes. A propulsión

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