Mejor imposible

Y nos falta la Tesorina Itziar en la foto de familia de hoy.

Menudo ramillete hemos cerrado con la llegada de nuestro Álvaro de Badajoz. Servidora va bailando claqué por campus de la alegría. Está saliendo todo bordado. Encajan las piezas del puzzle como si estuvieran imantadas. Es maravilloso.

Arrancamos la jornada con el ojo pegado. Un English Breakfast nos dejaría mirando para poniente. No faltaba de nada: huevos, salchicha, frijoles, tomate asado, opción de tostadas, cornflakes, fruta, yogurt, zumo, café, té, chocolate…todo esto en una digestión que terminaría de hacerse llegados a la ciudad de Canterbury donde los Tesoros recorrieron sus rincones históricos y su parte más comercial.

Mientras tanto, servidora en campus haciendo seguimiento de las idas y venidas de Tesoros por el mundo y algún que otro zoom con formación de habilidades para la vida y proyección profesional. Todo lo educativo nos desata.

El regalo del día fue la llegada de Álvaro. Su sonrisa no ha dejado de darnos luz desde que llegó. Su entusiasmo es contagioso. Nos chifló ver el encuentro con los otros 4 mosqueteros en la residencia. Hoy tocaba Assembly con normas e información relevante de la casa, actividades de juegos y tiempo para deshacer equipaje. Entraban en campus cerca de 70 nuevos niños de Alemania, República Checa, Suiza, España, Japón, Italia, Francia, Turquía…las Naciones Unidas!

Itziar en su residencia, a un ritmo más tranquilo. Aquí no tenemos jardín privado como los chicos pero si unos espacios espectaculares. Y allí, en mi rincón favorito donde estudio un poco todas las mañanas antes de comenzar el día, le tomé la foto. Linda como ella sola.

Qué día más bueno. Qué bonito verles en su salsa, en lo más auténtico de su ser. Sin filtros. Sin tecnologías.

Gusiluces empiltrados. Felices sueños desde la campiña británica.