Rascando los últimos minutos
Hoy era el Last Dance para Pablo, Mateo, Martina y Ventura. David amplió una semana más y bailará su último CHÁ CHÁ CHÁ con Sofia, Álvaro, Matías y Caco hasta el 19 de julio que recojan velas.
Amanecíamos con unas temperaturas y sol caribeños. Tras deglutir un potente desayuno a dos carrillos, lo dimos todo en nuestro último día de clase. Los proyectos y sus presentaciones, pusieron en juego la creatividad como skill principal: desde cepillos de dientes que te lavan la boca de manera automática hasta sistemas de organización de ropa que te lo dejan todo doblado o frigoríficos que te dicen la lista de la compra en base al stock del momento. Todo emprendimiento marcado por las tecnologías. El futuro de éstos nativos digitales viene pegando fuerte. ¿Qué será de nuestras habilidades y pensamiento crítico si nuestra operativa diaria la dejamos en manos de las tecnologías?
Con lo bien que hemos estado dos semanas apartados de ellas. Los hemos visto con la mirada al frente, sonriendo, interactuando, conscientes de su entorno, con escucha activa. Hemos incluso volado. Simplemente maravilloso.
La tarde de multiactividad la simplificaron nuestros Tesoros con un «todos al fútbol». En realidad, ya poniendo la mirada en la cena-barbacoa, los conxunts de la Ceremonia- Disco y conversaciones que más parecían confidencias cuando los veíamos pasear entorno al lago como antaño hicieran nuestros antepasados en la Gran Vía de Madrid o la Calle de la Paz de Valencia. Faltaban los abanicos.
Y mientras servidora observaba, disfrutaba de su muslo de pollo a la barbacoa con ensalada variada y helado de postre.
El cierre del día llegó con la entrega de certificados y premios de los proyectos para quienes regresamos mañana. Hemos dejado el pabellón bien alto. Resultados impecables. Nos aseguramos de poner la documentación a salvo justo antes del pistoletazo musical.
Y ahí los dejó servidora. Luces discotequeras, efectos visuales por el humo y un pisar continuo que regresamos a la residencia con los juanetes planos como los sellos.
Valió la pena. Quedarnos sin juanetes y verlos disfrutar no solo hoy, sino cada uno de los días vividos aquí. Experiencia educativa que sin duda significa el mejor legado que podemos dejar a nuestros hij@s.
Los gusiluces siguen a mil. Gritos de fondo de una Martina que corretea con dos amigas. Apurando.
TIC TAC TIC TAC. La cuenta atrás.
Agradecemos profundamente la confianza depositada. No tiene precio. Id abriendo los brazos queridos padres, que mañana por la tarde desembarcamos.
Felices sueños desde la campiña británica. Sobre todo, felices.












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